Recientemente he tenido el gran privilegio de adentrarme con mayor profundidad en el papel que los nodos lunares juegan en nuestra carta natal y su relación con el Medio Cielo (M.C) a la hora de ayudarnos a dibujar un cuadro mucho más claro y certero sobre la misión de vida de cada quien. Quizás porque los nodos de la Luna son puntos matemáticos en lugar de planetas visibles, su papel ha sido bastante ignorado hasta no hace mucho. También el M.C. es un punto invisible o matemático, y sin embargo, existe consenso en la astrología occidental acerca de la importancia del mismo. En la tradición de la astrología védica, y desde los primeros textos astrológicos registrados (alrededor del 2000 aC), se le ha atribuido gran importancia a los nodos lunares. Al Nodo Norte se le denomina Rahu y, al Nodo Sur, Ketu. En el octavo libro del antiguo texto hindú Bhagavat Purana encontramos el origen mitológico de los nodos. En él se nos explica que Rahu era un demonio serpiente que, habiendo alcanzado la inmortalidad, fue cortado en dos; Rahu se convirtió en la cabeza del dragón y Ketu se convirtió en la cola. Matemáticamente, el Nodo Norte marca el camino de la Luna a medida que ésta cruza la eclíptica moviéndose de Sur a Norte. El Nodo Sur es el creado por el camino que realiza la Luna mientras cruza de Norte a Sur. Los nodos siempre están exactamente opuestos entre sí (por lo general, las efemérides mostrarán solo la posición del Nodo Norte). Es importante recordar que los nodos se mueven en la dirección opuesta a los planetas visibles, es decir, siempre se mueven hacia atrás a través del zodíaco. Esto ocurre porque cuando cada 27,21 días, la Luna cruza la eclíptica en el mismo nodo, este punto retrocede un poco a lo largo de la eclíptica. El ciclo nodal completo de 360 grados dura algo más de 18 años (18 años y 10 días). Y entonces, ¿cómo interpretar los nodos? Al ser estos generados por la Luna, y así como la Luna representa el pasado, también lo hacen los nodos. La Luna y sus nodos son nuestro enlace a nuestro pasado kármico. Rahu (Nodo Norte) representa nuestro karma en relación a los deseos mundanos, esas energías que nos empujan hacia adelante o incluso nos hacen excedernos. Por lo tanto, si Rahu indica deseos mundanos, este en teoría será capaz de generar poder, fama, éxito político, dinero, belleza, etc… cuando esté posicionado de forma benéfica. Es por ello que, sobre todo en los libros de astrólogos occidentales, leemos que el Nodo Norte indica nuestra dirección futura en esta vida. Sin embargo, no debe olvidarse que los deseos de Rahu, al igual que la mayoría de los deseos mundanos, son insaciables y, por lo tanto, la felicidad o la satisfacción pueden no resultar necesariamente de la obtención de estos beneficios. Ketu (Nodo Sur) representa aquel karma que está mucho más profundamente arraigado e internalizado. En su aspecto positivo, Ketu muestra logros kármicos, esas habilidades que hemos perfeccionado en vidas anteriores y que traemos a esta vida completamente desarrolladas. Muchas personas que nacen con grandes habilidades - psíquicos, sanadores, grandes músicos, matemáticos, etc. - tienen un Nodo Sur (Ketu) muy fuerte. Es por ello que no es correcto interpretar el Nodo Sur como aspectos a trascender, a abandonar o a alejarnos de ellos. Son más bien nuestras fortalezas, aquello en lo que podemos apoyarnos para seguir avanzando en esta existencia y enfrentar así nuevos desafíos (Nodo Norte). Desde el punto de vista de la astrología védica, y puesto que los nodos representan un eclipse de luz (los eclipses ocurren cuando hay una conjunción entre uno de los nodos y el Sol o la Luna), no se considera particularmente afortunado tener el Sol o la Luna en conjunción con cualquiera de los Nodos en la carta natal. Merece la pena explorar las casas de los nodos (que siempre serán opuestas), particularmente cuando caen en las cúspides de las casas y de forma aún más relevante si caen en el eje Ascendente-Descendente (casa 1-casa 7), lo que indica una fuerte influencia del karma de la existencia pasada en la vida actual, lo que no significa que estemos “condenados” a repetir “curso”. Entra entonces en juego el papel del MC (Medio Cielo). Como todo en astrología, nada debe interpretarse de forma aislada pues todo forma parte del todo. El Medio Cielo es la cúspide de nuestra casa 10. Es el signo del zodiaco que estaba en el punto más alto del Sur sobre el horizonte en el momento d nuestro nacimiento. Este punto más alto del Sur también se conoce como Medium Coeli. Al ser la puerta de entrada a la décima casa se relaciona con nuestra carrera, reputación, posición social, con nuestros logros más visibles a los ojos del mundo. Pero sería un error circunscribirlo al aspecto puramente profesional pues es también la casa del propósito de nuestra vida, de nuestra misión y de nuestras más altas aspiraciones. Enfocarnos en nuestro MC nos permite enfocarnos en nuestro ideal. Apoyados en los talentos y facilidades naturales de nuestro Nodo Sur podemos entonces caminar hacia la culminación de la existencia presente, camino que nos señala el Nodo Norte y que representa una nueva experiencia que aún no ha sido intentada, un nuevo ciclo que en los niveles más profundos de nuestro ser, estamos buscando.
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